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El Camino Dorado

 

Capítulo 1

Un nuevo Rumbo

 

-He pensando en algo divertido para el invierno-dije mientras dibujábamos medio círculo alrededor del magnífico fuego de la chimenea en la cocina del tío Alec.

Había sido un día del salvaje viento de noviembre, terminado por un húmedo y misterioso crepúsculo. Fuera, el viento chillaba en las ventanas y alrededor de los aleros, y la lluvia sonaba en el tejado. El viejo sauce de la entrada se retorcía en la tormenta y el huerto era un lugar de extraña música, causada por todas las lágrimas y miedos que frecuentan las antesalas de la noche. Pero poco nos preocupábamos de la oscuridad y la soledad del mundo exterior; las manteníamos a raya con la luz del fuego y las risas de nuestros jóvenes labios.

Habíamos tenido un espléndido juego de la gallinita ciega. Es decir, había sido espléndido al principio; pero después la diversión se esfumó ya que no dimos cuenta de que Peter estaba,  con maliciosa propensión, dejándose pillar demasiado fácilmente, para tener el placer de pillar luego a Felicity-cosa en la cual nunca fallaba, sin importar lo fuerte que le tapáramos los ojos-¿Qué notable ganso dijo que el amor es ciego? ¡El amor puede ver a través de cinco pliegues de una bufanda tupida con facilidad!.

-Me estoy cansando-dijo Cecily, cuya respiración se había apresurado y cuyas pálidas mejillas se habían encendido de escarlata -Vamos a sentarnos y a hacer que La Niña de los Cuentos nos relate una historia.

Pero, mientras nos íbamos situando en nuestras sillas, La Niña de los Cuentos me dirigió una mirada significativa, la cual sugería que era el momento idóneo para presentar el proyecto que ella y yo habíamos desarrollado secretamente durante algunos días. Realmente era una idea de La Niña de los Cuentos y no mía. Pero ella había insistido en que yo debía hacer la propuesta como si fuera completamente mía.

-Si no lo haces así, Felicity no estará de acuerdo con la idea. Sabes perfectamente, Bev, lo contraria que ha estado últimamente a todo lo que yo he mencionado. Y si ella se opone Peter también lo hará-¡el muy tonto!-y no habrá diversión si no estamos todos en ello.

-¿De qué se trata?-preguntó Felicity, alejando levemente su silla de la de Peter.

-Se trata de lo siguiente. Hacer un periódico, escrito enteramente por todos nosotros, donde pondremos todo lo que hagamos ¿No creen que sería muy divertido?.

Todos parecieron bastante sorprendidos, excepto La Niña de los Cuentos. Ella sabía lo que tenía que hacer y lo hizo.

-¡Que idea más ridícula!-exclamó, con una despectiva sacudida de sus largos rizos castaños-¡Como si nosotros pudiéramos poner en marcha un periódico!

Felicity se disparó, exactamente como habíamos esperado.

-Yo creo que es una idea espléndida-dijo con entusiasmo-¡Me gustaría saber por qué no podríamos hacer un periódico tan bueno como el que hacen en la ciudad!. Tío Roger dice que el Daily Enterprise se ha echado a perder; todas las noticias que imprimen son acerca de alguna vieja señora que se ha puesto un chal sobre la cabeza y ha ido a tomar el té con otra vieja señora. Supongo que podremos hacerlo mejor que eso. ¡No debes pensar, Sara Stanley, que eres la única que sabe hacer algo!

-Creo que sería muy divertido-dijo Peter de forma decidida-Mi tía Jane ayudo a editar un periódico cuando estuvo en Academia de la Reina, y dice que fue muy divertido y le reportó un gran negocio.

La Niña de los Cuentos sólo pudo ocultar su deleite bajando los ojos y frunciendo el entrecejo.

-Bev quiere ser el editor-dijo- y no veo cómo podría serlo sin experiencia. De todas maneras, traería un montón de problemas.

-A algunas personas se asustan por una pequeña molestia-replicó Felicity.

-Creo que sería agradable-dijo Cecily tímidamente-y ninguno de nosotros tiene experiencia como editor, ninguno más que Bev, entonces no supondrá ningún problema.

-¿Estará impreso?-preguntó Dan.

-Oh, no-dije-No lo podemos imprimir. Lo tendremos que hacer a mano; podemos comprarle hojas al maestro.

-Creo que no tendrá mucho de periódico si no está impreso-dijo Dan desdeñosamente.

-No importa mucho lo que tú creas-dijo Felicity.

-Muchas gracias-replicó Dan.

-Por supuesto-dijo apresuradamente La Niña de los Cuentos, al no desear tener a Dan en contra de nuestro proyecto-si todos están de acuerdo con la ida yo también lo estaré. Me parece que será realmente divertido, ahora que lo pienso. Guardaremos las copias, y cuando nos hagamos famosos serán muy valiosas.

-Me pregunto si alguno de nosotros será alguna vez famoso-dijo Félix.

-La Niña de los Cuentos lo será-dije.

-No veo cómo podrá serlo-dijo escépticamente Felicity-porque ella únicamente es una de nosotros.

-Bueno, entonces está decidido, tendremos un periódico-proseguí rápidamente-Lo siguiente es elegirle un nombre. Esto es algo muy importante.

-¿Con qué frecuencia se publicará?-preguntó Félix.

- Una vez al mes.

-Pienso que los periódicos se publican diariamente, o al menos semanalmente-dijo Dan.

- No podemos hacer uno cada semana-expliqué-sería demasiado trabajo.

-Bueno, eso es una buena razón-admitió Dan-cuanto menos trabajo tengamos, mejor, en mi opinión. No, Felicity, no necesitas decirlo. Sé exactamente que quieres decir, así que guarda tu aliento para mejor ocasión. Estoy de acuerdo contigo en que nunca trabajo si encuentro algo mejor que hacer.

-"Recuerda que es un vano placer no tener nada que hacer"-citó Cecily con reproche.

-Yo no creo eso-replicó Dan-yo soy como el irlandés que envidiaba al hombre que hacía el trabajo que estaba comenzado y terminado.

-Bueno, ¿está decidido que Bev va a ser el editor?-preguntó Félix.

-Por supuesto que lo será-respondió Felicity en nombre de todos.

-Entonces-dijo Félix-propongo que el nombre podría ser Magazine Mensual King.

-Suena elegante-dijo Peter, empujando su silla un poco más cerca de la de Felicity.

-Pero-dijo tímidamente Cecily-eso dejaría fuera a Peter, a La Niña de los Cuentos y a Sara Ray, como si ellos no tuvieran parte en el periódico. No creo que sea justo.

-Pues dale tú un nombre, Cecily-sugerí.

- ¡Oh!-Cecily lanzó una mirada condenatoria hacia La Niña de los Cuentos y Felicity. Entonces, reuniendo desdén en una última mirada, levantó su cabeza con un espíritu inusual-creo que sería bonito si simplemente lo llamamos Nuestro Magazine, así todos sentiremos que tenemos parte en él.

-Nuestro Magazine será entonces-dije-y puedes apostar que todos formaremos parte de él. Si yo voy a ser el editor, todos ustedes serán sub-editores, y se encargarán de una sección.

-Oh, yo no podré-protestó Cecily.

-Tú debes hacerlo-dije inexorablemente-"Inglaterra espera que todos cumplan con su deber". Este es nuestro lema; sólo colocaremos a la Isla del Príncipe Eduardo en algún lugar de Inglaterra. No debemos eludir el trabajo. Así que, ¿Qué secciones tendremos? Debemos hacerlo lo más parecido a un periódico de verdad que podamos.

-Bien, entonces debemos tener una sección de protocolo-dijo Felicity-La Guía Familiar tiene una.

-Por supuesto que tendremos una-dije-y Dan se ocupará de ella.

-¡Dan!-exclamó Felicity, quien había esperado cándidamente ser requerida para encargarse de ella.

-De cualquier modo, podré encargarme de la sección de protocolo tan bien como ese idiota de La Guía Familiar-dijo Dan desafiante-Pero no puedes tener una sección de protocolo si no hay preguntas que responder. ¿Cómo voy a hacerlo si nadie hace preguntas?

-Debes inventarte algunas-dijo La Niña de los Cuentos-Tío Roger dice que eso es lo que hace el hombre de La Guía Familiar. Dice que no puede haber tantos tontos perdidos en el mundo como para mantener esa columna.

-Queremos que tu te encargues de la sección de hogar, Felicity-dije viendo una nube sobre la frente de la bella dama-Nadie podría hacerlo tan bien como tú. Félix se encargará de la sección de humor y del departamento de información, y Cecily se encargará de la sección de moda. Si, tú debes hacerlo, Sis. Es tan fácil como pestañear. Y La Niña de los Cuentos se encargará de los personales. Son muy importantes. Cualquiera puede contribuir en los personales, pero La Niña de los Cuentos tiene que cuidar de que siempre haya algunos en cada número, aunque tenga que inventárselos, como Dan con el protocolo.

-Bev se encargará del álbum de recortes, además de los editoriales-dijo La Niña de los Cuentos viendo que yo era demasiado modesto para decirlo por mí mismo.

-¿No va a haber una página de cuentos?-preguntó Peter.

-La tendremos, si tú eres el encargado de la sección de ficción y poesía-dije.

Peter, en lo más profundo de su alma, estaba consternado, pero no iba a palidecer delante de Felicity.

-De acuerdo-dijo precipitadamente.

-Podemos poner todo lo que queramos en el álbum de recortes-expliqué-pero el resto de contribuciones deben ser originales, y todo debe estar firmado debajo con el nombre del autor, excepto los personales. Debemos hacerlo lo mejor posible. Nuestro Magazine va a ser "un festín de razón y un fluir del alma".

Sentí que había hecho dos citas con golpe de efecto. Los demás, con la excepción de La Niña de los Cuentos, parecían convenientemente impresionados.

-Pero-dijo Cecily, con reproche-¿No tienes nada de lo que se pueda encargar Sara Ray? Se va a sentir terriblemente mal si la dejamos de lado.

Había olvidado a Sara Ray. Nadie, a excepción de Cecily, recordaba a Sara Ray a menos que se encontrara en el lugar. Pero decidimos colocarla como gerente de noticias. Eso sonaba muy bien y realmente significaba muy poco.

-Bien, pues adelante entonces-dije, con un suspiro de alivio al ver que el proyecto había sido puesto en marcha tan fácilmente -Tendremos la primera edición alrededor del uno de enero. Y cualquier cosa que hagamos, no debemos permitir que tío Roger lo vea. Se reiría espantosamente de todo.

-Espero que tengamos éxito-dijo Peter malhumorado. Se ponía de mal humor cada vez que se sentía atrapado en escribir algo de ficción.

-Triunfaremos si estamos decididos a tener éxito-dije-"Donde hay un destino, hay siempre un camino".

-Eso justamente fue lo que dijo Ursula Townley cuando su padre la encerró en su habitación la noche que se iba a escapar con Kenneth MacNair-dijo La Niña de los Cuentos.

Aguzamos nuestros oídos, olfateando una historia.

-¿Quiénes eran Ursula Townley y Kenneth MacNair?-pregunté.

-Kenneth MacNair era un primo hermano del abuelo del Hombre Torpe, y Ursula Townley fue la belleza de la isla en su día. ¿Quién suponen que me contó la historia, mejor dicho, me la leyó de su libro marrón?

-No puede haber sido el Hombre Torpe en persona-exclamé incrédulamente.

-Si lo hizo-dijo La Niña de los Cuentos triunfalmente-lo encontré un día de la semana pasada detrás del bosque de arces, mientras buscaba helechos. Estaba sentado en el manantial, escribiendo en su libro marrón. Lo ocultó cuando me vio, y parecía realmente ridículo; pero cuando habíamos hablado un rato, le pregunté acerca del libro, y le dije que los chismes cuentan que escribe poesía en él, y que si así era que me lo contara, porque me estaba muriendo de ganas de saberlo. Me dijo que escribía un poco de todo en él, y entonces le supliqué que me leyera algo del libro, y él me leyó la historia de Ursula y Kenneth.

-No se como puedes tener esa cara-dijo Felicity; e incluso Cecily parecía pensar que La Niña de los Cuentos había ido demasiado lejos.

-No hagas caso-gritó Félix-pero cuéntanos la historia. Eso es lo que importa.

-Se las contaré tal y como la leyó el Hombre Torpe, tanto como pueda-dijo La Niña de los Cuentos-Pero yo no le puedo dar todos sus bonitos toques poéticos, ya que no puedo recordarlos todos, aunque me la leyó dos veces.  

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Fuente utilizada en la página: Papyrus

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El midi que escuchas es

"Ballade nº4 in F" de Chopin

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